Es hasta mediados del siglo XX cuando la psiquiatría en San Luis Potosí comienza a estudiarse y practicarse de manera profesional a través de los doctores Everardo Neumann y Agustín Guerrero; antes, el doctor Antonio de la Maza y de la Cuadra, que era otorrinolaringólogo pero con una marcada vocación por la materia que abrió una improvisada cátedra de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la UASLP. En los siglos anteriores, los perturbados mentales fueron recluidos en hospitales religiosos, luego civiles; mezclados con leprosos, con reos en prisiones y abandonados en casas en ruinas, la condición humana vuelta un fantasma harapiento.
Con el empuje del doctor Neumann se logró la construcción de la Clínica Vicente Chico Sein en el sexenio rochista, fue un gran avance que nos colocó a la par de estados vecinos. Esta historia de los albores de la psiquiatría potosina es narrada por Salvador Gómez Eichelmann, uno de los dos primeros médicos residentes de la clínica, de la que salió para continuar su especialización en la UNAM de psicoanalista. Poliédrico como Antonio de la Maza que estudió a los pintores José Jayme y Pedro Guzmán, es autor de un libro en dos tomos de la pintura potosina, con el que obtuvo el Premio 20 de Noviembre, y otro del pintor Margarito Vela, la locura y la dipsomanía no han sido ajenas a nuestros artistas.
Andar por las calles del pueblo de San Luis con un pedazo de costilla humana como amuleto en un morral contra los designios de la vida, llevó al indio Juan Bautista en 1610 ante la justicia por sospecha de hechicería, su defensor lo salvó de la ejecución, se le exhibió arriba de una bestia, le dieron cien azotes y su servicio esclavizado por seis meses se remató al mejor postor, la mitad para su majestad y la otra para los gastos de la justicia. Estos son algunos de los temas de esta edición 64.