En esta edición se revisa la génesis de la ciudad que es el Centro Histórico, la suma de su historia urbana, las distintas etapas de su transformación, sus zonas y su estructura con base a conjuntos religiosos y atrios convertidos en plazas y la huerta carmelita en Alameda, el espacio virreinal intervenido por la reforma liberal y el porfiriato fue una reparación (o al menos un intento) del daño, con edificios que aún muestran su magnificencia y algunos con su función original.

De poco ha servido la Declaratoria de la UNESCO de Patrimonio Mundial 2010 en su modalidad de “itinerario cultural” del Camino Real de Tierra Adentro, el corazón de la ciudad se encuentra en deplorables condiciones por factores políticos, económicos y sociales, el afán de lucro e ignorancia de propietarios y la pasividad de autoridades, una élite ilustrada que asegura proteger este espacio, pero en los hechos es omisa, los reglamentos y leyes son letra muerta, y hay mucha simulación, como la que validó la destrucción del Cerro de San Pedro para favorecer a una minera canadiense.

En más de arquitectura, incluimos un análisis de los distintos estilos de construcción que caracterizan a la ciudad de Cárdenas, una hacienda porfirista que pasó a ser un centro ferrocarrilero y urbano; y en la sección de Hemerografía, rescatamos una historia ocurrida en 1875 en la comunidad Ojo de Pinto, Mexquitic, narrada por Florencio Cabrera en el periódico La Sombra de Zaragoza: la resistencia de Leonarda Arellana y su hija Ángela Hernández, indígenas que se dedicaban a la producción de mezcal y pulque, ante el ataque en su casa de madrugada de una gavilla de ladrones, se defendieron y dieron muerte al cabecilla.

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