Los más pobres de los pobres de San Luis Potosí son los Xi úi, llamarlos pames les resulta despectivo, la raíz sería “pami” que significa indígena y ellos se asumen como los “hombres verdaderos”. Desde hace décadas en los estudios oficiales la comunidad de Santa María Acapulco, municipio de Santa Catarina, aparece con los mayores índices de pobreza y marginación en el estado por la falta de servicios básicos, los ingresos bajos, la desnutrición y analfabetismo; a la fecha esta situación se mantiene sin cambios. 

A esta comunidad –que fue fundada como misión franciscana hacia 1665 y, a contraparte de sus precarias condiciones de vida, se ha mantenido vigorosa y cohesionada por su cultura, lengua, con sus variantes y de tronco otopame, ritos y cosmovisión–, llegó al inicio de los setenta del siglo pasado la pareja de antropólogos integrada por la alemana Heidi Bässler y el francés Dominique Chemin, a los que se reveló su objeto de estudio con tal fuerza que fueron adoptados como parte de la pamería y quizá sin vislumbrar que nunca regresarían a sus lugares de origen.

Contribuyeron a revalorar este pueblo originario en un contexto cultural dominado entonces por el rescoldo de la historiografía potosina decimonónica que negaba su etnicidad y los reconocía solo como mestizos por su vestimenta; era un juicio superficial, basado en la ignorancia y racismo; otros los veían como un grupo periférico de la nación chichimeca que sobrevivió al exterminio español por su debilidad y sumisión.

Egresados de la Universidad de La Sorbona, hicieron aportaciones significativas, dieron continuidad a los trabajos precursores de Jacques Soustelle, Leonardo Manrique, Lorna Gibson, Antonio de la Maza, entre otros. Su compromiso como investigadores trascendió hacia la gestión de obras y programas del sector público para mejorar las condiciones de vida de los Xi úi, no solo de Santa María Acapulco sino también de comunidades de otros municipios donde están asentados. 

Exploraron áreas no atendidas, publicaron libros, ensayos y artículos en revistas y periódicos; impartieron clases y conferencias, participaron en congresos e influyeron en nuevas generaciones de antropólogos de la UASLP, Colsan y Edward Seler, institución privada que acicateó a las dos primeras y luego desapareció. Son referentes para la academia sin formar parte de ella, a la que Dominique se resistió por su burocracia amafiada y simulación; fueron más de tres décadas de trabajo que enriquecieron la bibliografía sobre esta etnia, cada vez con mayor interés y visibilidad.

Al paso de los años, Heidi se quedó en Cárdenas y falleció el 8 de noviembre de 2006; y Dominique se radicó en la capital potosina, tutelada por su paisano San Luis Rey, y sería su Francia chiquita, y murió el 18 de abril de 2023. Los dos ya se reencontraron y descansan en el panteón de Santa María Acapulco, en el corazón sagrado de la pamería.

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